El fin de semana del 7 y 8 de noviembre de 2025, el Accor Arena de París-Bercy se transformó en un gigantesco iglesia vivienteMás de 10.000 católicos de toda Francia se reunieron en este emblemático lugar para vivir juntos el décimo Congreso de la Misión. Este evento, mucho más que una simple reunión, encarnó un profundo deseo de unidad, renovación y misión compartida. A través de alabanzas, testimonios, talleres y momentos de oración, la Iglesia Católica demostró una fe segura, abierta a todas sus diversas perspectivas y decidida a tener un profundo impacto en la sociedad.
Un lugar, un corazón: Bercy como símbolo de unidad
El Accor Arena, un templo de fe
El Accor Arena, habitualmente dedicado a conciertos y espectáculos, se transformó para la ocasión. Las gradas, los pasillos, el escenario: todo se rediseñó para acoger a una comunidad en oración, canto y comunión. Los participantes pudieron disfrutar de misas, vigilias, conciertos, talleres y momentos de reflexión en un espacio a la vez grandioso e íntimo. La elección de este lugar no fue casual: demuestra que la Iglesia católica no teme participar en la vida pública, dirigirse a todos sin titubear y adaptar los espacios cotidianos para proclamar el Evangelio.
Un público diverso, una esperanza compartida
Los rostros eran variados: jóvenes y mayores, familias, solteros, religiosos, laicos, scouts, miembros de movimientos sociales, feligreses, vecinos de barrios obreros, profesionales, estudiantes… Todos estaban allí, unidos por la misma esperanza. Como señaló un participante: «Es la Iglesia en toda su diversidad». Esta diversidad, lejos de ser un obstáculo, se convirtió en la fuerza del encuentro. Cada uno pudo encontrar su lugar, su grupo, su espacio para compartir y, sobre todo, el sentimiento de pertenecer a una gran familia.
Unidad en acción: viviendo la misión juntos
Un fin de semana marcado por la oración y la fraternidad.
El Congreso de la Misión ofreció un programa rico y variado: misas, vigilias, conciertos, talleres, mesas redondas, stands de asociaciones, momentos para testimonios e incluso una aldea juvenil. Los participantes vivieron momentos de oración conmovedores, como la gran vigilia inaugural con el tema "Un Dios, un Corazón", que reunió a miles de personas para alabar y compartir testimonios inspiradores. El grupo Glorious animó la velada, compartiendo la fe a través de la música y... alegría, mientras personalidades como el Padre Michel Gueguen, Mehdi Djaadi o el hermano dominico Philippe Lefebvre compartieron su experiencia y su llamada a la misión.
La colaboración, la clave de la misión
Uno de los momentos más destacados del Congreso fue la jornada dedicada a la colaboración entre sacerdotes y laicos. Los organizadores quisieron demostrar que la misión no se logra en solitario, sino en equipo, escuchándonos mutuamente y compartiendo habilidades y carismas. Como nos recuerda el documento del Congreso, «la sinodalidad es un camino de renovación espiritual para hacer de la Iglesia una institución más participativa y misionera». Los participantes pudieron experimentar de primera mano lo que significa trabajar juntos por la evangelización, en un espíritu de fraternidad y respeto mutuo.

La misión, en el corazón de la vida cotidiana
Talleres para vivir la fe en el mundo
El Congreso Misionero no fue solo un tiempo de encuentro, sino también de formación y renovación. Numerosos talleres permitieron a los participantes reflexionar sobre cómo vivir su fe en el día a día: en el trabajo, en casa, en sus barrios, en internet y en las escuelas. Los temas abordados fueron variados: cómo proclamar el Evangelio en un mundo secularizado, cómo acompañar a los jóvenes, cómo vivir la sinodalidad y cómo responder a los desafíos de la sociedad actual.
Testimonios inspiradores
Los testimonios fueron fundamentales en el programa. Personas de todas las edades y procedencias compartieron sus experiencias, sus alegrías, sus dificultades y sus esperanzas. Algunos hablaron de su participación en movimientos sociales, otros de su vocación y otros de su deseo de renovar su fe. Estas historias conmovieron a los participantes, animándolos e inspirándolos a vivir su misión en sus propios contextos.
Unidad, más allá de las diferencias
Un espacio para escuchar y crecer
El Congreso de la Misión también tuvo como objetivo proporcionar un espacio para escuchar y crecer juntos. Se habilitó un "Espacio de Testimonios" para abordar temas delicados, como abusos Dentro de la Iglesia, disfunciones relacionales, abusos de conciencia o autoridad. Las salas de reflexión permitieron a los participantes introspeccionar, escuchar testimonios de víctimas, considerar qué fomenta la libertad y las relaciones sanas, y compartir en grupos pequeños. Este espacio fue elogiado por su amabilidad, profundidad y franqueza.
La diversidad, una fortaleza
El Congreso de Misiones demostró que la Iglesia Católica se enriquece con su diversidad. Los participantes descubrieron una variedad de movimientos, comunidades, servicios y perspectivas, y sobre todo, un deseo compartido de convivir a pesar de las diferencias. Como señaló un participante: «Es como la procesión del 15 de agosto en París: es toda la Iglesia, reunida». Esta unidad, lejos de ser uniformidad, es una riqueza que permite que cada persona crezca y brille.
Un impulso para la misión
Un tiempo para el rejuvenecimiento y la renovación
El Congreso Misionero se vivió como un tiempo de renovación y revitalización espiritual. Los participantes se marcharon con energías renovadas, con el deseo de vivir su fe con mayor profundidad, compartirla e irradiarla a quienes les rodean. Como dijo un joven participante: «Quiero reavivar la llama. Hace tiempo que no voy a misa y he dejado de lado las oraciones vespertinas; solo me persigno rápidamente antes de acostarme. Necesito sentir que Dios nos ama. Mi objetivo es mantener viva la llama de mi fe».
Una misión para hoy y para mañana
El Congreso de Misiones reiteró que la misión no es solo para unos pocos, sino para todos. Cada participante fue invitado a ser misionero en su propio contexto, a proclamar el Evangelio en su vida diaria, a ser testigo de fe, esperanza y caridad. Como dice el lema del Congreso, "Jesús es el Camino, Verdad y vida »Se animó a cada participante a vivir esta verdad, a compartirla, a irradiarla a su alrededor.
Bercy, un lugar de paso y transformación
El Congreso Misión 2025 fue mucho más que un encuentro católico. Fue un espacio de transición, transformación, encuentro, oración, fraternidad y misión. Demostró que la Iglesia Católica es vibrante, abierta, libre y decidida a vivir su unidad en la diversidad. Ofreció ímpetu, inspiración y un anhelo de renovación y misión. Y dejó un mensaje poderoso: la fe es, ante todo, un encuentro, una comunión, una misión, una unidad que trasciende las diferencias y se irradia por todo el mundo.


