Evangelista-médico de Antioquía, compañero de Pablo; festividad el 18 de octubre en el rito romano; cantor de la misericordia, simbolizado por el buey alado.
Autor del Evangelio según Lucas y de los Hechos de los Apóstoles, describe a los pobres, pecadores y enfermos, con la perspectiva de un médico y de un testigo.
Su pluma recoge las historias de María y anuncia una alegría ofrecida a todos, en un lenguaje griego cuidado y accesible.

Empecemos por abrir la puerta y dejar entrar la paz, como los setenta y dos enviados por Jesús.
Hoy, la figura de san Lucas nos recuerda que escribir y cuidar son parte de la misma misericordia activa.
Médico griego hecho discípulo, siguió a Pablo, escuchó a los testigos y transmitió un Evangelio que levantó a los heridos, como un samaritano con pluma segura.
Su símbolo, el buey alado, significa servicio y sacrificio, mientras que la liturgia se propone anunciar la proximidad del Reino a través de gestos concretos.

Nota biográfica
Nació en Antioquía, recibió una sólida cultura griega y aprendió medicina: así comienza la trayectoria de Lucas, según la antigua tradición.
Al escuchar a Pablo anunciar a Jesús, pasa de los ídolos al Dios vivo y se pone al servicio del Evangelio con el realismo de un practicante.
Durante dieciocho años acompañó al Apóstol de las Gentes, compartiendo caminos y peligros hasta llegar a Roma, donde Pablo sufrió el martirio hacia el año 67.
Lucas compuso luego dos obras que se convirtieron en canónicas: el Evangelio según Lucas y los Hechos de los Apóstoles, un gran díptico histórico y teológico.
Preocupado por la autenticidad, dice que estudió sus fuentes, como un médico que interroga a la gente para establecer un diagnóstico confiable.
Su Evangelio se distingue por un vocabulario médico y una marcada atención a los pobres, pecadores y enfermos que se acercan a Jesús.
Recoge tradiciones sobre la infancia de Cristo y las palabras de María, que "meditaba todas estas cosas en su corazón".
La pluma de Lucas conserva parábolas emblemáticas: el hijo pródigo, el buen samaritano, la oveja perdida, el pecador perdonado, el buen ladrón.
Dante lo llama «escriba de la misericordia de Cristo», frase que resume su retrato espiritual y su legado pastoral.
Hombre culto, Luc maneja el griego con destreza y pone sus conocimientos al servicio de una narración clara, precisa y universal.
Muy pronto fue elegido patrono de los médicos, junto a Côme y Damián, porque su fe transfigura el acto de curar.
Su memoria queda ligada a la misión de Pablo y al nacimiento de la Iglesia, cuyo recorrido remonta a la primera estancia romana.

Leyenda
La tradición cristiana reconoce a Lucas como autor del tercer Evangelio y de los Hechos, que exigen una cuidadosa investigación entre testigos.
Varias tradiciones lo asocian con las artes, afirmando que pintó imágenes de la Virgen, de ahí su mecenazgo de artistas.
La liturgia y la iconografía lo representan como un buey alado, símbolo de sacrificio y servicio al Reino.
El prólogo de su Evangelio insiste en la búsqueda de fuentes y en el orden de la narración, signo de una visión formada por la práctica clínica.
La narrativa lucana valora la misericordia encarnada: curaciones, comidas, perdón, encuentros donde la dignidad es restituida por la Palabra.
Las propias parábolas de Lucas han dado forma a la imaginación cristiana y social, inspirando la diaconía, la hospitalidad y la justicia restaurativa.
El acompañamiento de Pablo da a los Hechos una perspectiva misionera, desde Jerusalén hasta Roma, donde el Evangelio llega a las naciones.
Así, la pluma y el estetoscopio se convierten en emblemas: la verdad se verifica junto al lecho del herido y la fe se escribe al ritmo de los pasos.

Mensaje espiritual del día
Recibir la paz, curar las heridas, anunciar el Reino: éste es el tríptico que propone el envío de los setenta y dos.
La mies es abundante y la vida urbana cansa los corazones, pero la misericordia abre caminos discretos y tenaces.
La lámpara del médico habla de atención y la pluma del evangelista recuerda la acción de Dios en la historia.
Aprender de Lucas es escuchar, discernir y luego actuar sin demora, ofreciendo palabras de paz y sobria hospitalidad.
Hoy, un gesto, una visita, una oración pueden levantar al prójimo y decirle con dulzura: “El reino de Dios está cerca”.
Oración
Señor Jesús, por intercesión de san Lucas, concédenos un corazón atento que escucha antes de hablar y consuela antes de juzgar.
Concede la gracia de la misericordia, la fuerza en el cansancio y la fidelidad en el servicio discreto a los pobres y a los enfermos.
Envía tu Espíritu para que la paz cruce nuestros umbrales y la sanación sea signo de tu Reino cercano.
Hagamos de nuestros hogares lugares de hospitalidad y de nuestras palabras remedios que no hagan daño.
Que el ejemplo de Lucas, médico y evangelista, guíe hoy nuestras manos e ilumine nuestros pasos.
Vivir hoy
- Di "Paz a esta casa" al entrar en la casa de alguien, luego escucha durante diez minutos sin interrumpir.
- Visitar o llamar a una persona enferma y ofrecerle ayuda concreta y limitada en el tiempo.
- Lectio de diez minutos sobre Lucas 10:1-9, señalando un verbo para poner en práctica.
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Memoria
La fiesta de San Lucas se celebra el 18 de octubre en el rito romano, con énfasis en la misión y la curación.
Su símbolo del buey alado aparece en mosaicos, vidrieras y evangelios, recordando el sacrificio y el servicio.
Hospitales, asociaciones y cofradías de cuidadores lo eligieron como su patrón, signo de una herencia profesional y espiritual.
La memoria litúrgica resalta sus escritos, especialmente los relatos de la infancia y las parábolas de la misericordia.
Así, la pluma de Lucas permanece visible en el arte sacro y en el diaconado cotidiano.
Liturgia
- Lecturas/salmo: 2 Tim 4,10-17b; Sal 144(145):10-11, 12-13, 17-18; Lc 10,1-9; «La mies es mucha…»
- Canto/himno: Antífona de Vísperas: «¡Bienaventurado San Lucas! Tu Evangelio nos revela la misericordia de Cristo».



