Brice, discípulo de San Martín que llegó a ser obispo de Tours en el siglo V, aprendió lealtad a Dios a través del fuego de la prueba y el renacimiento del corazón.

Convirtiendo su orgullo en servicio: San Brígida, un monje rebelde que se convirtió en un fiel pastor, vive la agitación de la Galia del siglo V. Acusado, exiliado y luego rehabilitado, aprende a caminar en paciencia y la verdad. Hoy, invita a todos a purificar su perspectiva sobre sí mismos y los demás, a redescubrir alegría del perdón recibido y dado.

El fuego de la conversión
Nacido en Tours alrededor del año 370, Brice creció en el entorno del gran San Martín, quien lo acogió de niño en el monasterio de Marmoutier. Su temperamento fogoso pronto lo llevó a abandonar la familia. vida monásticaBusca comodidad, se rodea de caballos y sirvientes y se distancia de...humildad de su amo.
Tras la muerte de Martín en el año 397, Brice regresó transformado. Ordenado sacerdote y luego obispo de Tours, dirigió la iglesia local durante casi cuarenta años. Sin embargo, su camino no fue fácil: sus discípulos lo consideraban demasiado estricto o demasiado mundano. Surgió un rumor difamatorio: lo acusaron de haber dejado embarazada a una monja.
Brice, convencido de su inocencia, se presenta en Roma ante el juez papa Celestino I. Permaneció allí varios años, orando y sirviendo discretamente. Cuando los fieles de Tours descubrieron la falsedad de las acusaciones, lo llamaron para que retomara su puesto.
Murió alrededor del año 444, reconciliado con su pueblo. Su vida se convirtió en un espejo de transformación interior: la de un hombre que pasó de la presunción a la gracia.
La prueba de la cuna
Se dice que, en el momento del escándalo, Brice llevó en brazos al hijo de la monja y lo colocó sobre el altar, diciendo: «Que Dios juzgue». El niño supuestamente afirmó no ser hijo del obispo. Si bien este hecho no se puede verificar, constituye un poderoso símbolo: el silencio y la confianza defienden mejor que las palabras. Esta escena simboliza la verdad revelada ante Dios, un motivo recurrente en la espiritualidad de Tours.
Mensaje espiritual
San Bricio nos recuerda que no hay santidad sin crecimiento. El alma no avanza mediante la perfección inmediata, sino a través de la fidelidad renovada cada día. Sus caídas, sus regresos y su paciencia en el exilio lo demuestran. la obra El secreto de la gracia.
El Evangelio nos invita a esta misma conversión: «Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso». Briceño, humillado después de su vergüenza, muestra que merced Lo recibido nos hace capaces de una gentileza activa.
Imagen del día: una lámpara que vuelve a encenderse tras la sombra — el corazón que se deja reconquistar.
Oración
Señor Jesús, Tú que levantaste a Brice de su orgullo y sus pecados,
Concédenos la gracia de un corazón reconciliado.
Enséñanos a creer más en la verdad que en los juicios,
ser servido sin buscar la brillantez,
y mantener la fe cuando todo flaquea.
Que tu Espíritu transforme nuestras pruebas en un lugar de conversión.
Amén.Vivir
- Perdona a alguien en silencio, sin justificación ni reproche.
- Ofrece un servicio oculto a una persona excluida o criticada.
- Medita durante diez minutos sobre Mateo 5,7: "Bienaventurados los misericordiosos."«
Memoria y lugares
Las reliquias de San Brice reposan en Tours, perpetuando el culto a su maestro, San Martín. Las parroquias que llevan su nombre —Saint-Brice-en-Coglès en Bretaña, Saint-Brisson en Borgoña, Saint-Brès en Languedoc— dan testimonio de la magnitud de su memoria.
Su culto se extendió a Picardía, donde se le invocaba como sanador.
Las vidrieras del santuario de Tours representan a un obispo con un niño en brazos: símbolo del juicio de Dios hecho visible en la inocencia. Cada 13 de noviembre, la ciudad recuerda al discípulo que regresó de lejos, figura de merced recuperado.
Liturgia
- Lecturas: Filipenses 2:1-11 (Cristo se humilló a sí mismo); Juan 21:15-19 (Pedro restauró su amor).
- Canción: Himno de merced encontrado — Ubi caritas et amor, Deus ibi est.


