"Dilexi te": el amor como eje del pontificado de León XIV

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Un título que lo dice todo: el eco de un amor divino

La primera palabra del primer gran texto de León XIV ya es un mundo en sí misma: Dilexi te, «Te he amado». Tres palabras latinas que contienen la densidad de todo el Evangelio. El nuevo papa, sucesor de Francisco, ha optado por situar su pontificado bajo el signo del amor recibido y dado; no un amor abstracto, sino uno que se transmite a través de los rostros, las manos y las heridas del mundo.

Esta exhortación, firmada el 4 de octubre —festividad de San Francisco de Asís— forma parte de una tradición espiritual específica. Francisco de Asís, el papa Francisco y ahora León XIV: tres nombres, una sola llamada. Este texto se convierte así en un relevo teológico y humano.

El amor no es un sentimiento secundario; se convierte en el criterio del verdadero culto, escribe el Papa en el § 42. La relación con Dios no existe sin la cercanía a los pobres. Este es el corazón palpitante de Dilexi te.

"Dilexi te": el amor como eje del pontificado de León XIV

A la luz de Francisco: una continuidad asumida

Una obra a cuatro manos

León XIV no oculta que la exhortación se deriva en gran medida de la labor iniciada por el papa Francisco. Así como Benedicto XVI vio cómo su sucesor, Francisco, finalizaba uno de sus textos en la Lumen Fidei, León XIV hace historia al firmar un texto que surge de esta misma continuidad.

«Habiendo recibido este proyecto como legado, me alegra hacerlo mío», confiesa desde el principio. Esta elección no es solo una cuestión de humildad: es un acto de unidad. Demuestra una Iglesia que no cambia de rumbo con cada papa, sino que avanza, paso a paso, por el mismo camino evangélico.

El legado del “Papa de los pobres”

Francisco quería que el amor de Cristo se viviera a través del encuentro con los más necesitados. León XIV abrazó este camino como propio. No solo en su aplicación, sino también en su profundización. Donde Francisco abrió caminos pastorales, León XIV quiso arraigar una teología vivida de la caridad.

Dilexi te retoma la idea de que el amor a los pobres no es una consecuencia moral de la fe, sino un lugar teológico donde Dios se revela: «El contacto con quienes no tienen poder ni grandeza es una forma fundamental de encontrar al Señor de la historia». Estas palabras, de una singular densidad bíblica y social, resumen la espiritualidad del nuevo Papa.

Un texto profundamente espiritual

La caridad como verdadero culto

Este no es un texto sobre economía social ni un programa político. León XIV no propone una reforma administrativa de la Iglesia, sino una conversión interior. En varias ocasiones, nos recuerda que «la caridad no es opcional». Es el lugar donde la fe se hace carne.

Evoca la liturgia, el servicio y la contemplación. Todo cobra sentido a través de la caridad recibida y dada. Los pobres se convierten, en sus palabras, en una «presencia sacramental del Señor», haciendo eco de las enseñanzas de san Agustín.

En el espíritu franciscano, el Papa asocia la pobreza de Cristo con las heridas del mundo moderno: la precariedad, la migración, la soledad urbana. Su mensaje: reconocer en estas angustias la llamada misma de Dios.

Un lenguaje sencillo para una realidad exigente

El estilo de León XIV, aunque heredado en parte de Francisco, sigue siendo personal. Menos coloquial, más meditativo, habla directamente al corazón. Su vocabulario es el de un religioso formado en la escuela de Agustín: fiel al texto, amigo del silencio, preciso en sus matices.

A lo largo de sus 121 párrafos, percibimos su preocupación por ser comprendido por todos: sacerdotes, laicos, jóvenes, quienes buscan sentido. Habla como un pastor que no teoriza, sino que comparte la experiencia del amor encarnado.

"Dilexi te": el amor como eje del pontificado de León XIV

León XIV, un agustino en el trono de Pedro

Una marca espiritual fuerte

Robert Francis Prevost, antes de ser Papa, fue monje agustino y misionero en Perú. Esta doble vertiente impregna profundamente el texto. La inteligencia de la tradición se combina con la compasión en la práctica.

En un pasaje clave (§44), cita a Agustín: «Los verdaderos cristianos no descuidan el amor a los más necesitados». Luego comenta: «Los pobres no son solo una persona a la que hay que ayudar, sino la presencia sacramental del Señor». Estas palabras resumen todo un programa espiritual.

Al colocar a Agustín junto a Francisco, León XIV relee dos grandes corrientes de la Iglesia -la contemplativa y la fraternal- bajo una misma luz: la de la caridad operante.

La fuerza de los mendigos

Como hijo de una orden mendicante, León XIV también recuerda la vocación de pobreza de las comunidades religiosas. No una pobreza sufrida, sino elegida, «por amor a Aquel que no tenía dónde reclinar la cabeza».

Esta perspectiva recorre Dilexi te: hacerse pobre para amar como Dios ama. No por romanticismo evangélico, sino para liberarse de cualquier apego que impida el servicio.

Figuras de la caridad: un panteón inspirador

Cincuenta testigos del amor de Cristo

Uno de los aspectos más llamativos del texto es la larga galería de figuras espirituales citadas: desde Padres de la Iglesia como Juan Crisóstomo hasta Sor Emmanuelle, pasando por Luisa de Marillac, Francisco de Asís y Madre Cabrini.

Esta diversidad expresa la universalidad de la caridad: tantas culturas, épocas, estados de vida, y, sin embargo, el mismo fuego interior. El Papa demuestra así que la santidad no es uniformidad, sino unidad en el amor activo.

Ocho figuras francesas en el punto de mira

El texto concede un lugar especial a Francia, describiéndola como «tierra de compasión y audacia misionera». Entre los santos mencionados se encuentran Vicente de Paúl, Luisa de Marillac, Teresa de Lisieux, Carlos de Foucauld y, por supuesto, la hermana Emmanuelle.

A través de ellos, León XIV recuerda que la caridad francesa, desde París hasta Marsella, ha dado a menudo frutos visibles del servicio a los pobres, en los mismos callejones donde Dios se deja tocar.

"Dilexi te": el amor como eje del pontificado de León XIV

Un pontificado bajo el signo de la doctrina social

Homenaje a León XIII

Al elegir el nombre de León, el nuevo papa se colocó explícitamente bajo el patrocinio del papa León XIII, padre de la doctrina social de la Iglesia. En Dilexi te, cita su encíclica Rerum Novarum (1891), texto fundacional sobre la dignidad del trabajo y la justicia social.

León XIV habla de un «siglo de doctrina social», demostrando que esta reflexión no es cosa del pasado. La Iglesia hoy, enfatiza, debe continuar esta misión en un mundo donde las desigualdades simplemente han cambiado: inseguridad digital, abandono ecológico, ganancias desalmadas.

Seguir actuando por un orden social justo

León XIV no propuso programas políticos, sino que llamó a los cristianos a una «imaginación social de la caridad». Invitó a la transformación de las estructuras excluyentes mediante el trabajo, la solidaridad y la fraternidad concreta: la del voluntariado, las asociaciones y las familias comprometidas.

Un mensaje para nuestro tiempo

Unidad en la diversidad

Desde el 8 de mayo, día de su aparición en el balcón de San Pedro, León XIV se mostró como un hombre de unidad. Su exhortación confirma esta intuición: la comunión precede a la acción. En un mundo que se desgarra, aboga por la reconciliación de los corazones.

Este no es un texto de ruptura, sino de herencia y evolución. Busca reconciliar la interioridad espiritual con el compromiso concreto, la contemplación de Cristo y la presencia al prójimo.

Un tono franco pero pacífico

Aunque parece de carácter afable, el Papa no duda en denunciar el conformismo espiritual. «No es posible olvidar a los pobres si no queremos alejarnos de la corriente viva de la Iglesia», afirma. Su tono es sereno, pero su convicción firme. Nos llama a dejar atrás una fe superficial y adentrarnos en las profundidades del amor activo.

Hacia una Iglesia del Corazón

El llamado a la conversión de las comunidades

León XIV concluye su exhortación no con instrucciones, sino con una oración. Invita a cada comunidad cristiana a convertirse en un «oasis de misericordia». La frase se repite cinco veces a lo largo del texto: un oasis, no una fortaleza.

De este modo, pinta el retrato de una Iglesia abierta, hospitalaria, dispuesta a acoger las heridas humanas sin juzgar.

La pobreza como camino hacia la alegría

Si Dilexi te tiene sus raíces en el dolor del mundo, florece en la alegría. El Papa habla de una alegría «sencilla y tranquila, fruto de quienes lo han dado todo». Lejos de himnos triunfales, evoca una felicidad evangélica, la del servicio discreto.

El amor a los pobres se convierte así no en una carga, sino en una fuente de vida. Es la inversión evangélica por excelencia: quien da recibe, quien se humilla es exaltado.

"Dilexi te": el amor como eje del pontificado de León XIV

Una exhortación programática: una lectura global

Un hilo teológico común

Tres ejes principales estructuran el texto:

  • La recepción del amor :Dios ama primero, y su amor es el fundamento de la vocación del cristiano.
  • Mediación de los pobres :Salir al encuentro de los pobres es acoger al Verbo encarnado.
  • La caridad como transformación del mundo :La fe se hace historia cuando cambia las estructuras humanas.

Aquí León XIV vincula la contemplación agustiniana y la acción franciscana: un matrimonio de carismas.

Un texto “programático” en sentido fuerte

Dilexi te no es una encíclica, pero marca la pauta del pontificado. Al firmarla en su primer año, León XIV indicó que quería enmarcar todas sus acciones bajo la bandera del amor encarnado y la justicia social.

Al igual que la Evangelii Gaudium para Francisco, se convirtió en la carta introductoria de su pontificado. Y ya podemos vislumbrar las siguientes líneas: una reforma del servicio pastoral, una Iglesia de proximidad y una mayor atención a la formación espiritual de los laicos.

Un amor que gobierna

Con Dilexi te, León XIV no propone una novedad doctrinal, sino una transformación de perspectiva. Donde el mundo busca la rentabilidad, él nos invita a la fecundidad de la generosidad. Donde la sociedad se divide, él aboga por la comunión.

Su lema, «Te he amado», se convierte así en un manifiesto. No es una declaración sentimental, sino una orientación teológica y pastoral. Amar es reinar. Dar es liderar. Servir es gobernar.

Con esto, León XIV inaugura un pontificado de dulzura y valentía, en la fidelidad a Francisco y en la profundidad de Agustín, bajo la luz de Cristo pobre y amoroso.

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Vía Equipo Bíblico
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