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Aleluya

«El reino de Dios está entre vosotros» (Lucas 17:20-25)

Descubre cómo experimentar hoy la presencia real e interior del Reino de Dios, según las enseñanzas de Jesús. Este artículo profundiza en nuestra comprensión del Reino como una realidad espiritual que ya está entre nosotros, ofreciendo maneras concretas de integrar la fe, la vida y la esperanza en nuestro día a día, en comunión con Cristo y la comunidad. Reflexiones teológicas, meditación, desafíos contemporáneos y prácticas sencillas te invitan a reconocer y vivir el Reino en cada momento de tu vida.

«Salid por los caminos y por las sendas rurales, y obligad a la gente a entrar, para que mi casa se llene» (Lucas 14:15-24)

Llenar la casa del Padre: releyendo la parábola de la gran cena (Lc 14:15-24) para comprender el llamado universal de la gracia y la apremiante misión de la hospitalidad cristiana.

«El que cree en el Hijo tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final» (Juan 6:37-40)

Creer para entrar en la Vida: recibir la promesa de Jesús — confianza, transformación interior y esperanza ante la muerte y el último día.

«¡Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa es grande en los cielos!» (Mateo 5:1-12a)

Regocijarse en la Promesa Eterna: Cómo acoger la alegría de las Bienaventuranzas en medio de nuestro cansancio humano y transformar nuestras cargas en una confianza viva. Un texto meditativo y práctico que explica el contexto del Evangelio, analiza la alegría paradójica de las Bienaventuranzas, propone tres caminos de transformación (pobreza de corazón, misericordia, paz), aplicaciones concretas (familia, trabajo, sociedad), resonancias patrísticas y contemporáneas, una sugerencia para la meditación, una oración litúrgica y un plan de acción para experimentar hoy la alegría prometida.

“A quien mucho se le dio, mucho se le exigirá” (Lc 12,39-48)

Parábola del mayordomo fiel (Lucas 12:39-48): Transformando dones y talentos en responsabilidad vigilante. Meditación, aplicaciones prácticas y oración.

“Dios hará justicia a sus elegidos que claman a él” (Lucas 18:1-8)

Meditación sobre la parábola de la viuda importuna (Lc 18:1-8): orar sin desanimarse, unir la perseverancia y la acción para recibir la justicia de Dios; caminos concretos para la vida personal, familiar y comunitaria.

“La mies es mucha, pero los obreros pocos” (Lc 10,1-9)

La cosecha es abundante: oren, salgan pobres y dispuestos a ayudar, lleven paz, hospitalidad y sanación. Una guía práctica para una misión fiel y duradera.

“Esta generación tendrá que dar cuenta de la sangre de todos los profetas, desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías” (Lucas 11:47-54).

Acogiendo la profecía herida: transformando la memoria de los profetas en acción cristiana accesible que traiga justicia.