San Simón el Cananeo (Simón el Zelote): pasar de la rebelión al amor universal

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Simón, apóstol de Cristo del siglo I, encarna la transformación radical de un revolucionario judío en testigo de un amor sin fronteras. Apodado «el Zelote» por su pertenencia a este feroz movimiento de resistencia contra la ocupación romana, descubre en Jesús una liberación más profunda que la de las armas. Mencionado en las cuatro listas de apóstoles de los Evangelios, siempre junto a Judas, lleva un nombre que significa «Dios ha escuchado». Su trayectoria nos recuerda que la fe cristiana transforma las certezas políticas en compromiso espiritual, la exclusión nacionalista en apertura universal y el fanatismo en caridad.

San Simón el Cananeo (Simón el Zelote): pasar de la rebelión al amor universal

De la guerra de guerrillas a la fraternidad universal

Simón probablemente nació en Galilea a principios del siglo I, en una Palestina bajo dominio romano donde se gestaban tensiones y esperanzas mesiánicas. El término "zelote" se refiere a aquellos judíos que rechazaron violentamente la opresión extranjera y defendieron la pureza religiosa mediante la acción armada. Algunos historiadores sitúan el surgimiento estructurado de este movimiento alrededor del año 6 d. C., durante el censo romano que desencadenó la revuelta de Judas el Galileo. Otros creen que el término simplemente indica un ferviente celo por la Ley, sin afiliación organizada.

Jesús llama a Simón, uno de los Doce, un gesto audaz que une perfiles opuestos: Simón el Zelote se codea con Mateo, un recaudador de impuestos al servicio de Roma. Esta coexistencia da testimonio del radicalismo evangélico que trasciende las divisiones políticas. Simón abandona gradualmente sus certezas revolucionarias para abrazar un Reino que no llega ni por la fuerza ni por la observación, sino por la conversión interior.

Los Evangelios no registran ninguna palabra directa de Simón. Solo su nombre aparece en las listas apostólicas, siempre asociado con Judas Tadeo. Esta discreción textual contrasta con la transformación que tuvo que experimentar: pasar de la ideología nacionalista al mensaje universal de Cristo requirió una liberación radical de sí mismo. Simón aprendió que la verdadera libertad no se conquistaba con la espada, sino con el amor, que incluía incluso al enemigo romano.

Después de Pentecostés, la tradición sitúa la predicación de Simón en Egipto, luego en Persia (actual Irán), donde se unió a Judas. Juntos, proclamaron el Evangelio en tierras hostiles, lejos de su Galilea natal. Su martirio común, según relatos posteriores, tuvo lugar alrededor del año 65-70, cuando Simón fue asesinado por sacerdotes persas que se negaron a permitir la conversión de miembros influyentes de su comunidad. Algunas fuentes lo crucifican, otras lo decapitan, pero todas enfatizan su fidelidad hasta el derramamiento de sangre.

La posteridad cristiana recuerda a Simón como un converso radical, alguien que abandonó sus armas ideológicas para servir sin armas al Evangelio. Ilustra que Cristo no rechaza a nadie, ni siquiera a aquellos cuyas convicciones pasadas son diametralmente opuestas a su mensaje de paz.

Entre la historia y los símbolos espirituales

Los Evangelios dan fe de la existencia de Simón y de su apodo Zelote, mencionado explícitamente por Lucas (6:15 y Hechos 1:13), mientras que Mateo y Marcos utilizan el término «cananeo», una probable transliteración aramea del mismo concepto de celo ardiente. Esta doble denominación confirma una sólida realidad histórica: Simón poseía una identidad marcada por un compromiso radical.

La leyenda profundiza en el ministerio oriental de Simón. Relatos apócrifos del siglo IV lo sitúan viajando hasta Armenia, convirtiendo poblaciones enteras mediante milagros deslumbrantes: curaciones masivas, resurrecciones de muertos y enfrentamientos victoriosos con magos persas. Una tradición oriental afirma que fundó la Iglesia de Georgia con Andrés. Estos relatos amplían históricamente su misión real, pero expresan una verdad teológica: el Evangelio trasciende todas las fronteras, incluso las más hostiles.

El símbolo de Simón es la sierra o el hacha, instrumentos de su martirio según diferentes tradiciones. Esta imagen violenta contrasta con su conversión a la no violencia evangélica, creando una tensión fecunda: el zelote armado muere a espada, pero por una causa que trasciende toda violencia. La tradición bizantina lo representa sosteniendo las Escrituras, enfatizando que la Palabra ahora reemplaza la espada de sus antiguas convicciones. Su fiesta compartida con Judas, celebrada el 28 de octubre en Occidente, manifiesta su compañerismo apostólico y su testimonio conjunto hasta el martirio.

Mensaje espiritual

Simón nos enseña la conversión de las certezas restrictivas. Su celo político, legítimo ante la opresión, se transforma, bajo la luz de Cristo, en un celo por el Reino que abraza a todos los pueblos. Encarna la difícil metamorfosis de quien descubre que Dios también ama a sus enemigos. Su trayectoria desafía nuestras propias rigideces: ¿qué convicciones ideológicas, qué ira justificada, debemos ofrecer a Cristo para que las transforme en caridad universal? Simón nos recuerda que seguir a Jesús a veces requiere abandonar nuestras luchas más preciadas para abrazar su propia lucha: la del amor incondicional. El zelote depone sus armas no por debilidad, sino porque ha encontrado un poder superior, uno que convierte corazones.

Oración

Simón, apóstol de Cristo y testigo de su misericordia, tú que dejaste de lado tus certezas combativas para abrazar el amor universal, obténnos la gracia de una conversión profunda.

Ayúdanos a transformar nuestra legítima cólera en caridad paciente, nuestros juicios en acogida fraterna.

Danos tu valentía para anunciar el Evangelio en las tierras hostiles de nuestro tiempo, donde reinan la indiferencia y el rechazo.

Que nuestro celo ya no sirva a nuestras estrechas causas, sino al Reino que abraza a toda la humanidad.

Acompáñanos en el camino que va de la revuelta a la paz, de la exclusión a la comunión.

Que por tu intercesión podamos llegar a ser testigos de la ternura divina.

Amén.

Vivir

  • Identifica una convicción o juicio que te está frenando, preséntalo al Señor pidiéndole que lo expanda hasta la medida de su amor universal.
  • Oremos por una persona o grupo que consideremos un adversario político, ideológico o religioso, pidiendo la gracia de verlos como hermanos y hermanas.
  • Lea Juan 14:15-24 (la respuesta de Jesús a la pregunta de Judas, compañero de Simón) mientras medita sobre la manifestación de Cristo en el amor concreto más que en grandes gestos públicos.

Memoria

Ningún lugar de culto importante en Occidente reclama directamente las reliquias de Simón, a diferencia de otros apóstoles. La tradición armenia venera su supuesta tumba en el Monasterio de San Tadeo (Qara Kelisa), en el actual noroeste de Irán, un edificio del siglo VII ubicado en una zona montañosa de difícil acceso. Se han conservado reliquias parciales en la Basílica de San Pedro en Roma desde el siglo XVII, compartidas con las de Judas. En Francia, algunas iglesias rurales llevan su nombre, a menudo asociadas con comunidades de combatientes de la resistencia o conversos. La iconografía medieval rara vez lo representa solo, casi siempre acompañado de Judas, lo que enfatiza su inseparable hermandad apostólica. Su recuerdo permanece discreto en Occidente, más vivo en las Iglesias orientales que valoran su misión persa.

Liturgia

  • Lecturas:Efesios 2:19-22 (edificar la Iglesia sobre el fundamento de los apóstoles); Lucas 6:12-19 (llamado de los Doce) o Juan 14:15-24 (diálogo con Judas en la Última Cena).
  • Himno:“Vosotros sois la luz del mundo, id y haced discípulos a todas las naciones” – canto de los apóstoles que evoca su misión universal.
Vía Equipo Bíblico
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