El trabajo no es solo una fuente de ingresos: en el corazón de la existencia humana, es un lugar donde las personas se desarrollan, dan rienda suelta a su creatividad y contribuyen al bien común. Este es el profundo significado del mensaje transmitido por la audiencia jubilar celebrada el sábado 8 de noviembre en la Plaza de San Pedro, donde, ante unos 45.000 peregrinos, papa León XIV Hizo un llamado a la dignidad del trabajo. Inspirándose en la figura del beato Isidoro Bakanja y el legado de la encíclica Laborem exercens de Juan Pablo II, el papa nos recordó que el trabajo debe seguir siendo una fuente de esperanza y humanidad, y que esto requiere decisiones concretas de parte de los líderes políticos, de las instituciones y de cada uno de nosotros.
Este artículo ofrece una lectura en profundidad de este público: contexto histórico y teológico, significado del testimonio de Isidore Bakanja, implicaciones sociales y económicas contemporáneas y formas concretas de hacer del trabajo un factor de dignidad y bien común.
Contexto y fundamentos: por qué este público importa
Un momento de júbilo centrado en el mundo del trabajo.
La Audiencia Jubilar del 8 de noviembre se sitúa en la encrucijada de varios significados. En primer lugar, forma parte de un calendario litúrgico atento a las cuestiones sociales: la tradición social católica, desde la Rerum Novarum (León XIII) hasta la Laborem exercens (Juan Pablo II) y enseñanzas más recientes, coloca la cuestión del trabajo en el centro de la reflexión moral y política. En segundo lugar, la congregación de 45.000 personas en la Plaza de San Pedro refleja la preocupación colectiva —tanto entre los fieles como entre el público en general— por el futuro del empleo, la precariedad laboral, la juventud y el papel del individuo en economías cambiantes. Finalmente, la audiencia adquiere una profunda significación simbólica al combinar la reflexión doctrinal, la conmemoración de los mártires y la llamada a la acción social.
Laborem exercens: una brújula para reflexionar sobre el trabajo hoy
León XIV Invocó explícitamente Laborem exercens, la encíclica de Juan Pablo II publicada en 1981, un texto fundamental que desarrolla una visión profundamente humana del trabajo. En ella, Juan Pablo II afirmó que el trabajo no es una mera mercancía: es una actividad fundamental de la persona que condiciona su dignidad y plenitud. Laborem exercens, recordada por... papa Actual, ofrece varios puntos de referencia para la reflexión contemporánea:
- la primacía de la persona sobre las cosas y sobre el capital; ;
- la centralidad del derecho al trabajo decente; ;
- la exigencia de estructuras sociales y económicas orientadas hacia el bien común ;
- La necesidad de anticipar los efectos de las transformaciones tecnológicas en el empleo. Al recordar este texto en el contexto moderno —marcado por la automatización, la precariedad laboral y la creciente desigualdad—, papa invita a una lectura que conecta dignidad humana y políticas públicas.
El testimonio de Isidore Bakanja: esperanza, perseverancia y dignidad
Una vida sencilla, un testimonio poderoso
La figura del beato Isidoro Bakanja (1885-1909) fue un punto central en el discurso papal. Nacido en lo que entonces era una colonia, Isidoro comenzó como aprendiz de albañil y luego trabajó como jornalero agrícola. Sin embargo, no recibió educación formal, sino que encontró la fe a través de monjes trapenses. Su conversión, bautismo y práctica de la fe moldearon una vida de servicio y fidelidad. Empleos humildes, condiciones difíciles, violencia moral y física infligida por un empleador hostil al Evangelio: Isidoro perseveró por su fe sin rendirse. Su fortaleza espiritual y su capacidad para mantener la esperanza, incluso en la adversidad, lo convierten en un modelo para el mundo laboral, especialmente para quienes, aún hoy, sufren explotación y falta de derechos.
Un gesto simbólico para las Iglesias de África y el encuentro Norte-Sur
EL papa Destacó cómo las "Iglesias jóvenes", especialmente en África, ofrecen un testimonio que desafía a las "viejas Iglesias" del Norte. Isidoro, como laico congoleño beatificado, encarna un mensaje de fidelidad y valentía que trasciende las fronteras del tiempo y la geografía. Esta dinámica nos recuerda que la dignidad del trabajo es una preocupación universal: en los países del Sur Global, los desafíos suelen estar marcados por las estructuras económicas heredadas de la colonización, por formas de precariedad y por una juventud en busca de oportunidades. El testimonio de figuras como Isidoro estimula un cambio de perspectiva, especialmente en el Norte Global, hacia un compromiso concreto con la justicia social.
Trabajo, dignidad y esperanza: desafíos contemporáneos y posibles soluciones
sufrimiento y desafíos actuales
Hoy en día, varios factores hacen que los llamados de papa y la enseñanza social de la Iglesia:
- el aumento de la precariedad (trabajos temporales, plataformas digitales sin derechos sociales, trabajo informal); ;
- el impacto de las nuevas tecnologías (automatización, inteligencia artificial) que transforman permanentemente los empleos y las cualificaciones;
- disparidades generacionales: los jóvenes se enfrentan a mayor inestabilidad y obstáculos para alcanzar sus metas en la vida; ;
- La persistencia de las desigualdades de género y la discriminación que limitan el acceso a un trabajo decente para muchas personas; ;
- La migración y la movilidad internacional plantean la cuestión de la protección de los trabajadores. migrantes. Estas realidades exigen respuestas políticas, económicas, culturales y espirituales, para que el trabajo no sea una mera variable de ajuste económico sino que siga siendo un vector de realización humana.
Prioridades para preservar la dignidad del trabajo
Basándose en los principios recordados por el papa Y a través de la enseñanza social cristiana se pueden identificar prioridades concretas:
- garantizar el acceso a un empleo estable y digno, a través de políticas de empleo activas, formación adaptada a los cambios económicos y mecanismos de transición para los trabajadores afectados por la automatización; ;
- Reforzar los derechos laborales, incluso para las nuevas formas de empleo (plataformas digitales, microempresarios), con el fin de garantizar la protección social, las cotizaciones y la representación sindical; ;
- Promover una economía que sitúe a las personas en el centro: apoyar a las empresas sociales, la economía solidaria, las cooperativas y las iniciativas económicas locales que concilien el beneficio y el bien común; ;
- Invertir en el aprendizaje permanente, especialmente para los jóvenes y los trabajadores más vulnerables, con el fin de desarrollar la creatividad y la empleabilidad; ;
- luchar contra la discriminación (por sexo, origen o discapacidad), para que el trabajo sea un lugar de verdadera inclusión; ;
- Debemos fomentar políticas de conciliación entre la vida familiar y laboral que permitan a todas las personas cumplir plenamente con sus responsabilidades y compromisos sociales. Estas prioridades son interdependientes: la dignidad en el trabajo se construye no solo mediante la creación de empleo, sino también a través de la calidad de esos empleos y las protecciones sociales que los acompañan.
Funciones y responsabilidades: instituciones, empresas, sindicatos, sociedad civil
Instituciones públicas
Las autoridades públicas tienen una responsabilidad fundamental: crear marcos jurídicos y económicos que promuevan el trabajo decente, pero también garantizar la aplicación efectiva de los derechos. Esto implica:
- políticas de crecimiento inclusivo e inversiones públicas focalizadas (educación, transición ecológica, infraestructura social); ;
- Mecanismos de apoyo para las transiciones profesionales (cambio de carrera, desempleo, ayuda a las PYME); ;
- Es fundamental fortalecer el diálogo social y los mecanismos de control contra el trabajo ilegal y la explotación. Las autoridades públicas también deben promover la participación ciudadana y proporcionar espacios donde se puedan negociar las principales políticas socioeconómicas.
Empresas y empleadores
La empresa desempeña un papel crucial: es el lugar concreto donde se formaliza la relación laboral. La doctrina social anima a los empresarios a pensar más allá del beneficio inmediato. En términos concretos:
- respetar y promover los derechos de los trabajadores: salarios dignos, condiciones de trabajo seguras, jornadas laborales razonables, derecho a la formación; ;
- adoptar una gobernanza que integre la responsabilidad social (RSE auténtica) y que mida el impacto humano de sus decisiones; ;
- fomentar la participación de los empleados en la vida de la empresa (órganos representativos, cogestión parcial, iniciativas cooperativas); ;
- Priorizar modelos de negocio sostenibles que inviertan en habilidades y calidad de vida laboral. Cuando una empresa considera al trabajador como sujeto y no como herramienta, contribuye a la dignidad y al bien común.
Sindicatos, asociaciones y sociedad civil
Los sindicatos y las asociaciones desempeñan un papel fundamental en la defensa de los derechos y la construcción de un diálogo social justo. Su labor consiste en:
- dar voz a los trabajadores, especialmente a los más vulnerables; ;
- negociar convenios colectivos y garantías sociales; ;
- proponer alternativas económicas locales y apoyar las transiciones; ;
- La formación y la información contribuyen a fortalecer la conciencia colectiva sobre los derechos. La sociedad civil en su conjunto —ONG, movimientos cristianos y otros grupos de participación— contribuye a una cultura de trabajo que prioriza la solidaridad.
Salvación moral y espiritual: trabajo, vocación y sentido (h2)
Trabajo y vocación humana
Uno de los mensajes clave del público es el redescubrimiento del significado del trabajo. El trabajo no es simplemente un medio para un fin; contribuye a la vocación personal. Desde esta perspectiva:
- Trabajar es cocrear con los demás y con la creación, desarrollar los propios talentos y contribuir al bien común; ;
- El ámbito profesional puede ser un campo de evangelización a través del ejemplo y el servicio, sin proselitismo sino mediante la calidad de las relaciones humanas; ;
- La dignidad del trabajo se une a la dignidad humana En el reconocimiento mutuo: el trabajo se convierte en un espacio donde se reconoce el valor de los demás. Recuperar el sentido del trabajo requiere prácticas de gestión respetuosas, formación en desarrollo humano y una cultura que valore la ética profesional.
Esperanza y resiliencia: una lección de Isidore Bakanja
Isidore Bakanja enseña la perseverancia en la fe y la capacidad de dar testimonio de la esperanza incluso en la adversidad. Aplicada al mundo laboral, esta lección implica:
- Cultivar relaciones profesionales basadas en el respeto, la solidaridad y el apoyo mutuo, especialmente en tiempos de crisis; ;
- ofrecer mecanismos de apoyo a los trabajadores que son víctimas de explotación o violencia: asistencia jurídica, apoyo psicológico, reconstrucción social; ;
- Fomentar una cultura de dignidad en el trabajo basada en historias positivas y figuras inspiradoras. La esperanza no niega la necesidad de transformaciones estructurales, sino que apoya el compromiso diario para lograrlas.
Propuestas concretas para traducir el llamamiento en acción
Medidas políticas e institucionales
- Establecer una legislación laboral renovada para las nuevas formas de empleo, que incluya protección social, salarios mínimos y derechos colectivos.
- Desarrollar itinerarios de formación profesional adaptados a las transiciones tecnológicas, financiados mediante una contribución compartida entre el Estado, las empresas y los interlocutores sociales.
- Promover el empleo juvenil mediante incentivos a la contratación, prácticas de calidad y programas de aprendizaje reconocidos.
- Reforzar la regulación contra el trabajo informal y la trata de personas, con una mayor cooperación internacional.
- Promover políticas económicas locales que apoyen a las PYME, la economía social y solidaria, y las iniciativas de integración a través de la actividad económica.
Iniciativas empresariales y comunitarias
- Fomentar la adopción de códigos éticos en las empresas que abarquen las condiciones laborales, la igualdad salarial y la formación continua.
- Crear o apoyar empresas sociales y cooperativas que sitúen a la persona en el centro.
- Desarrollar programas de mentoría para jóvenes trabajadores y vías de integración profesional.
- Conectar a las partes interesadas del mundo laboral (escuelas, empleadores, asociaciones) para cocrear soluciones locales adecuadas.
- Promover sellos de "trabajo decente" que evalúen tanto la remuneración como el bienestar en el trabajo.
Cultura y educación en el trabajo
- Integrar la formación en ética laboral, ciudadanía económica y responsabilidad social desde la educación secundaria y la formación profesional en adelante.
- Promover, mediante campañas y reconocimientos salariales y simbólicos, las profesiones que a menudo se infravaloran en el discurso público.
- Fomentar espacios de expresión en el trabajo donde los empleados puedan plantear problemas y hacer sugerencias.
- Desarrollar investigación interdisciplinaria sobre las transformaciones del trabajo, reuniendo a economistas, sociólogos, teólogos y actores del sector.
Diálogo internacional: solidaridad entre el Norte y el Sur
Cooperación y responsabilidad compartida
EL papa Destacó el testimonio de las Iglesias del Sur hacia las del Norte: esto exige una pedagogía de la solidaridad. En concreto:
- Los países ricos tienen una responsabilidad internacional: apoyar el desarrollo a través de alianzas económicas justas, condiciones comerciales equitativas y transferencia de tecnología que promueva empleo de calidad; ;
- Lucha contra las cadenas internacionales de explotación: las empresas multinacionales deben garantizar estándares sociales a lo largo de sus cadenas de suministro; ;
- Apoyar el fortalecimiento de las economías locales, priorizando proyectos liderados por las propias comunidades y los trabajadores. La cooperación internacional debe apuntar a la emancipación de los trabajadores, no a su dependencia.
La migración como cuestión de dignidad en el trabajo
La movilidad humana impacta profundamente la cuestión laboral: muchos migran en busca de una vida mejor. La respuesta no puede centrarse únicamente en la seguridad; son necesarias políticas que protejan a los trabajadores. migrantesderechos universales y vías de integración que permitan el reconocimiento de cualificaciones y el acceso a empleos decentes.
Resistencias y limitaciones: qué tener en cuenta
Riesgos de manipulación y sesgo ideológico
Convertir las palabras en acciones exige vigilancia. Hay varios riesgos en juego:
- la instrumentalización del discurso social mediante lógicas partidistas o económicas que no modifican las estructuras; ;
- La «ecologización» o la ’ética« superficiales cuando no hay un cambio real en las prácticas; ;
- La reducción del individuo a un recurso productivo en un discurso puramente utilitarista. Mantenerse alerta ante estos abusos exige mecanismos de control, auditorías independientes y una sociedad civil activa.
Dificultades prácticas en la implementación
Cambiar las estructuras económicas requiere tiempo y recursos: las transiciones energéticas, la reconversión profesional y las inversiones públicas tienen un coste. Será necesario un equilibrio duradero entre los beneficios electorales a corto plazo y los objetivos sociales a largo plazo, preservando al mismo tiempo la solidaridad intergeneracional.
Testimonios y mejores prácticas
Ejemplos inspiradores
La implementación de los principios mencionados ya puede basarse en iniciativas existentes: cooperativas exitosas, empresas que integran plenamente a sus empleados en el proyecto, ONG de integración social y políticas de empleo locales eficaces. Estos ejemplos sirven como modelos replicables, adaptándolos a los contextos locales.
Historias de resiliencia
Historias individuales, como la de Isidore Bakanja, humanizan los problemas. Muchos trabajadores hoy comparten relatos de actos de solidaridad entre compañeros, programas de capacitación que les han permitido crecer o esfuerzos colectivos que han transformado las prácticas. Estas historias forjan una cultura de trabajo digno.
Conclusión: Unas palabras para orientar la acción
El mensaje papal pronunciado en la audiencia jubilar fue a la vez sencillo y exigente: el trabajo debe ser fuente de esperanza, dignidad y búsqueda del bien común. Para que esto se haga realidad, es necesario combinar el esfuerzo individual, las decisiones colectivas y políticas públicas valientes. La figura de Isidoro Bakanja nos recuerda que la esperanza es una poderosa fuerza motriz, pero que debe ir acompañada de acciones concretas —leyes, modelos económicos, prácticas de gestión y culturas compartidas— que protejan al individuo y conviertan el trabajo en un instrumento de fraternidad.
Puntos de acción resumidos
- Una petición para que se renueve la ley laboral y se protejan las nuevas formas de empleo.
- Invertir masivamente en formación y apoyo para las transiciones profesionales.
- Promover modelos económicos que sitúen a las personas en el centro: cooperativas, empresas sociales, el sello de "trabajo decente".
- Fortalecer la solidaridad internacional y la responsabilidad de las cadenas de valor globales.
- Cultivar, en la educación y la vida profesional, una cultura de dignidad, respeto y esperanza.
Se trata de proyectos a largo plazo, pero el llamado es claro: hacer del trabajo un espacio donde la creatividad humana florezca para el bien común. Esta es una responsabilidad compartida —de gobiernos, empleadores, sindicatos y todos los ciudadanos— y un imperativo moral: preservar la dignidad humana en el corazón de la actividad productiva.


